Cabecera

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jueves, 8 de agosto de 2013

{# They call it love

He de decir, desde un principio, que posiblemente todos y cada uno sepamos de lo que hablo enseguida. No solo sepamos de lo que hablo, sino que lo hayamos experimentado directa o indirectamente, pues es algo que se ve en muchos lugares a pesar de ser abstracto. Reciclemos el caso de la cerilla que utilicé entradas atrás para esto. El perfecto momento en el que enciendes una cerilla. No solemos observar el momento en que el rápido rozamiento contra el áspero material de la caja de cerillas provoca una chispa que hace que la cerilla arda enseguida. Hablemos de ese instante en que todos somos completamente inconscientes de lo que está pasando. Y ya no hablo de la cerilla. Hablo de adicción –sí, de nuevo una metáfora anteriormente utilizada, pero bueno, a base de eso escribían los filósofos, reciclando-, hablo de la adicción en la que no te das cuenta que caes en un preciso instante, sino a largo plazo. Me explico: un día te despiertas y sabes que te hace falta para vivir.

“Estás exagerando”. Y una mierda. Si realmente habéis enfermado del corazón os dais cuenta de que es mucho más intenso que cualquier otra cosa. Y siempre nos encanta hasta que acaba.

Claro que recuerdo lo sumamente pesimista que estaba la última vez, cuando explicaba que el amor era la peor droga en la que podíamos caer. Enumeraré: Te sientes débil, dependiente, inútil, intimidado, estás lo que todos llamamos “pillado”. Pero lo que no dije la última vez es que es una sensación que nos encanta. A unos y a otros. Todos lo odiamos cuando no lo tenemos pero una vez lo encontramos no queremos dejar esa sensación por nada. Así se alimenta el mundo, de la hipocresía de los que odian el amor por estar solos y el insoportable pasteleo que muestran aquellos que sí lo tienen. Sí, dan asco, eh…

Más que hipocresía es cierta envidia que se acumula en su garganta cual tumor y acaba provocando que suelten gilipolleces en contra de acabar cediéndole su totalidad a alguien. Pamplinas. Nadie está a salvo de acabar vomitando arco iris por otra persona. Nadie.

Me estoy enrollando y dándome cuenta de que suelto muchas gilipolleces a medida que escribo, así que ha llegado ese momento en el que tu cerebro te grita dando caceroladas que es hora de dejar la entrada antes de cagarla más y dejarte más en evidencia –ahora todos creeréis cosas que no son-. En fin, solo digo que un día lo encuentras, lo que no sabes, es cuándo. Tan simple como eso.

Tal vez me haya enamorado o tal vez haya sufrido un desengaño amoroso, en cualquier caso no es de vuestra incumbencia, tal vez es por eso por lo que en esta entrada he intentado ser totalmente objetivo. Así son las cosas, el problema es que cada uno lo ve como le da la gana.

@IsSilvet }